
Esta nueva subcultura heredo los valores contraculturales de la Generación Beat, crearon sus propias comunidades, escuchaban rock psicodélico, abrazaron la revolución sexual, participaban en activismo radical y usaban drogas como la marihuana, el LSD y otros alucinógenos para expandir la conciencia.
Los "hippies" a doptaban un modo de vida comunitario, basado en el amor y la paz, renegaban del nacionalismo y de la Guerra del Vietnam, tomaban elementos de religiones como el budismo, el hinduismo, y también de las religiones de los indios norteamericanos.
Los hippies se automarginaban de la sociedad, buscando formas de vida en común en las que la paz y el amor fuesen los valores más importantes. Esto los hizo oponerse frontalmente a la mayoría de las doctrinas, valores y costumbres comúnmente aceptados.
Por sí mismo el movimiento no tenía un carácter ideológico ni político claramente definido, aunque sus ideas y su modo de vida tienen cierta similitud con algunos aspectos del anarquismo, como, por ejemplo, la vida en comunas.
El icono del hippie suele ser un hombre con el pelo y la barba notablemente más largos que lo considerado "elegante" en la época. Ambos sexos tendían a dejarse el cabello largo y algunos hippies caucásicos lo llevaban al estilo afro, imitando a los afroamericanos.
Mucha gente no asociada a la contracultura consideraba estos largos cabellos una ofensa, o "anti-higiénicos", o consideraban aquello "cosa de mujer". El entonces gobernador de California Ronald Reagan definió al hippie como "un tío con el pelo como Tarzán, que camina como Jane y que huele como Chita".
Para ambos sexos, tanto el cabello largo como su forma de vestir funcionaban como señal de pertenencia a esta contracultura y muestra de su actitud iconoclasta.
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